-Deseo sexual hipoactivo: El deseo sexual hipoactivo significa poco interés sexual, lo que se traduce en dificultades para tomar la iniciativa a las relaciones sexuales, o para responder al deseo de su pareja. Puede ser primario, es decir que la persona nunca ha tenido mucho interés sexual o secundario, cuando antes lo tenía pero ahora ha disminuido o lo ha perdido. También puede ser situacional con relación a la pareja: él o ella tiene interés hacia otras personas pero no hacia la pareja, o puede ser general: él o ella carece de interés sexual hacia cualquier persona.
-Trastorno por aversión al sexo: El trastorno por aversión al sexo, denominado también rechazo sexual, es debido a un miedo intenso e irracional hacia la actividad sexual. El individuo que lo padece evita de forma activa todas o casi todas las conductas sexuales con la pareja. Este trastorno puede considerarse como un trastorno grave del deseo sexual. El tratamiento es psicológico conductual, y se realiza mediante un programa de contacto sistemático y progresivo con la situación aversiva.
– Trastorno de la excitación sexual en la mujer: El trastorno de excitación de la mujer se caracteriza porque tras iniciar la estimulación sexual de la mujer, ella no puede mantener las características propias de esta fase, como son una lubricación vaginal adecuada, aumento del ritmo cardiaco o la tensión muscular propia y característica de esta situación, hasta la terminación de la actividad sexual.
Todo ello genera en la persona un gran malestar e indudablemente dificultades en sus relaciones interpersonales, pues no es capaz de gestionar lo que sucede en estos encuentros ya que el disfrute sexual no existe. En ocasiones, el dolor y el malestar que siente, termina por hacerla sentir decepcionada consigo misma y culpable de las repercusiones que a nivel de pareja conlleva su trastorno. Todo ello, además de una serie de emociones negativas, queda asociado al acto sexual, y termina produciendo un sentimiento de miedo ante el encuentro sexual, queriendo por esta causa evitarlo, lo que repercute como consecuencia en un bajo deseo sexual.
– Trastorno de la erección en el varón: Es cuando un hombre no puede lograr o mantener una erección del pene que sea lo suficientemente firme para tener una relación sexual. Es posible que usted no pueda lograr una erección en absoluto o que la pierda durante el coito antes de estar listo.
Si la afección persiste, se denomina disfunción eréctil.
– Trastorno orgásmico femenino: La característica esencial del trastorno orgásmico femenino es una ausencia o retraso recurrente del orgasmo en la mujer después de una fase de excitación normal.
Las mujeres muestran una amplia variabilidad en el tipo y la intensidad de la estimulación que desencadena el orgasmo. El diagnóstico de trastorno orgásmico femenino debe basarse en la opinión médica de que la capacidad orgásmica femenina es inferior a la correspondiente a la edad, la experiencia sexual y la estimulación sexual recibida. Esta alteración provoca un gran malestar y dificultades en las relaciones interpersonales.
– Trastorno orgásmico masculino: Bajo esta denominación se han aglutinado los cuadros de eyaculación retardada, retrógrada y aneyaculación que establece los mismos criterios diagnósticos de los “trastornos orgásmicos masculinos”. Esto es ausencia o retraso persistente o recurrente del orgasmo, tras una fase de excitación sexual normal, en el transcurso de una relación sexual normal.
La forma clínica más frecuente es la eyaculación retardada en la vagina y la más grave, la aneyaculación, sin que ni siquiera poluciones nocturnas. Algunos investigadores piensan que se debe diferenciar entre orgasmo y eyaculación, especialmente en el caso de los varones, que eyaculan pero se quejan de ausencia o disminución de la sensación subjetiva de placer durante la del orgasmo (anhedonia orgásmica).
El diagnóstico de los trastornos orgásmicos masculinos no se debe considerar apropiado, si la dificultad para conseguir el orgasmo se debe a que la estimulación sexual no es la adecuada en cuanto a objeto, intensidad y duración. Los trastornos del orgasmo masculino pueden ser primarios (desde el inicio de las relaciones sexuales) o secundarios, que a su vez pueden ser parciales (sólo ante determinadas prácticas sexuales) o totales (con independencia del tipo de estimulo sexual).
– Eyaculación precoz: La eyaculación precoz es una falta de control sobre el reflejo eyaculatorio; por tanto, es un trastorno de la fase del orgasmo durante la relación sexual. La gran mayoría de los hombres experimentaron una eyaculación precoz en algún punto de su vida sexual. Es el problema sexual más frecuente en hombres, afectando a entre el 25 y el 40 % de ellos. En los casos más graves, el hombre eyacula antes de la penetración de su pareja o segundos después de hacerlo.
– Dispareunia: La dispareunia o coitalgia es el coito doloroso tanto en mujeres como en hombres. Abarca desde la irritación vaginal postcoital hasta un profundo dolor.
– Vaginismo: El vaginismo es la dificultad de realizar el coito, debido a la contracción involuntaria de los músculos del tercio inferior de la vagina. Se trata de una afección poco común y las mujeres que padecen vaginismo pueden gozar de los juegos sexuales, y alcanzar el orgasmo ya que esta disfunción no está relacionada con la respuesta sexual.
La mayoría de las causas del vaginismo son psíquicas. La falta de información sexual o falta de comunicación, que conducen al miedo o temor; experiencias traumáticas, miedo al embarazo, temor a contraer enfermedades de transmisión sexual, experiencias dolorosas en la visita al ginecólogo, abusos sexuales, etc.